9.2
Que Dios nos pille confesados, en Madrid
Madrid · Comedia
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Sala AZarte, Madrid, (ver mapa)
Carlos
¡Lo recomienda!
Los que somos amantes del queso somos completamente incondicionales y nos gustan desde el más suave hasta el más apestoso. Curiosamente, eso me pasa a mí con el magnífico director, dramaturgo y autor Abel Zamora: haga lo que haga y lo haga como lo haga, a mí me gusta seguro. Dosmildieciocho es uno de sus quesos suaves, pero no por ello de peor calidad, más bien al contrario: lo fresco que es el texto y la entrega y entusiasmo de los actores combinado con ese punto de surrealismo agridulce del texto, hace de Dosmildieciocho una de esas obras que se te quedan para siempre en el recuerdo. Seas o no seas quesero, no te la puedes perder. Enhorabuena a todos.
Germán
¡Lo recomienda!
Agradable. La obra empezó muy baja de energía y me preocupé pero en un giro fundamental resurgió de sus cenizas y terminó siendo realmente brillante y sentimental. Bastante recomendable.
Abel Zamora ha elegido la Sala AZarte de Madrid para presentar su nuevo proyecto: Dosmildieciocho. Sí, escrito así, todo junto.
Director, dramaturgo y actor. ¡Abel Zamora lo tiene todo para triunfar! Se podría decir que es uno de los artistas más brillantes y con más talento de la escena madrileña. En su día encandiló al público con Pequeños dramas sobre arena azul, obra con la que logró crear un universo propio haciendo uso de una desbordante imaginación. Y ahora está dispuesto a repetir el éxito del pasado con Dosmildieciocho, una obra con un amplio elenco que te fascinará.
Abel Zamora es una promesa del teatro español. ¡Y con Dosmildieciocho lo va a demostrar! No te pierdas su nueva creación.
Artista: Abel Zamora
Carlos
¡Lo recomienda!
Los que somos amantes del queso somos completamente incondicionales y nos gustan desde el más suave hasta el más apestoso. Curiosamente, eso me pasa a mí con el magnífico director, dramaturgo y autor Abel Zamora: haga lo que haga y lo haga como lo haga, a mí me gusta seguro. Dosmildieciocho es uno de sus quesos suaves, pero no por ello de peor calidad, más bien al contrario: lo fresco que es el texto y la entrega y entusiasmo de los actores combinado con ese punto de surrealismo agridulce del texto, hace de Dosmildieciocho una de esas obras que se te quedan para siempre en el recuerdo. Seas o no seas quesero, no te la puedes perder. Enhorabuena a todos.
- La obra de un gran autor - El entusiasmo y entrega de los actores
Lo incomodísimos que son las butacas de la sala Azarte y el hecho de tener que esperar 45 minutos si se quiere tener buen sitio ya que, aunque parezca mentira, las localidades son sin numerar a pesar de estar en el siglo XXI
Germán
¡Lo recomienda!
Agradable. La obra empezó muy baja de energía y me preocupé pero en un giro fundamental resurgió de sus cenizas y terminó siendo realmente brillante y sentimental. Bastante recomendable.
En primer lugar, un texto realmente interesante. Emocional. Catártico, sin duda. Reflexiona o, al menos, a mí, me dio a entender la, a veces, inconsciencia de la juventud así como la insuficiencia mental cuando las drogas o el alcohol llaman a tu puerta... En el fondo, este texto muestra la necesidad de aferrarse, aún a lo peor, con tal de no tener que enfrentarnos a la cruda realidad y adversidad que se nos presenta. Por otro lado, me encantó la trascendencia que se le da a la emocionabilidad. Me encanta. Me parece muy necesario. Me gustó mucho la declaración de Justi a su amiga. No reprimir sentimientos. Eso es algo que, desde pequeños, se nos tiene censurado... Por otra parte, la puesta en escena me resultó realmente interesante y acorde con el \"momento vivido\". Y, siempre lo digo pero, qué difícil es mover a diez actores por un escenario, aparentemente, no muy grande. El texto y la dirección de Abel Zamora los calificaría de bastante acertados, coherentes y muy sutiles respecto al poco espacio dado... En resumen, un trabajo más que notable en su conjunto. Destacar la actuación de Elena Ramos, que se desenvuelve, aparentemente fácil, en un texto bastante duro y sentido.
Últimamente, estamos acostumbrados a ver y a escuchar demasiado audiovisual... Eso no significa que en teatro tengas que hablar como en cine y, para nada, insisto, tiene que ser así. Faltó bastante proyección por parte de algunos de los actores. No obstante, eso queda en un segundo plano cuando su interpretación te llega, te llena...