La importancia de llamarse Ernesto

A veces, cuando hay tanto que elogiar, uno no sabe por dónde empezar. Es por ello, que sin más comenzaré haciendo referencia, a mi parecer, al autor de esta obra: Oscar Wilde. Sólo puedo decirle, si pudiese escuchar: Gracias. Gracias por tocar la vida del ser humano individualmente y socialmente. Por haber escrito un obra que perdura y perdurará en el tiempo por hablar de las cosas que importan: amor, amistad, familia, respeto, presión social y familiar y tantas y tantas que estas líneas se me han quedado cortas. Continuaré hablando de quienes poner en escena su arte interpretative y el texto de nuestro Wilde. A vosotros, también un gracias. Es una obra que justifica a los que nos encanta el teatro nuestro gusto por él y todos los que formáis parte de él. Nunca se suele hacer referencia a todos aquellos profesionales que están detrás, yo amigos, os tengo siempre en cuenta y para vosotros un agradecimiento de igual intensidad que los anteriores porque os lo merecéis así. Al artífice o artífices que han hecho posible que podamos veros en este, y espero en otros muchos teatros de Madrid, también gracias por acercarnos y motivarnos a consumir Cultura. Antes hablamos de los técnicos e incluso incluiría personal de acomodo del propio teatro, pero ahora quisiera referirme al equipo de atrezzo, maquillaje, diseño de trajes, qué maravilla y que buen gusto y exactitud para hacer la historia y sus personajes y ambientación creíbles. Ojalá se lean estas líneas hasta el final porque todos, repito todos los mencionados os lo merecéis. Por último, la música, que importante es. Igualmente señalar que está bien elegida y combinada a lo largo de la obra. Esos momentos de musical son también necesarios y entretenidos.

Tal vez, si se les pusiese micro a los actores se les oiría mejor. No quiero decir con ello que no se preocupe por hacerse oír y entender, ni mucho menos. En mi humilde opinión, el micro es un avance que impide precisamente tener que hacer un escesivo esfuerzo bocal que puede tener sus consecuencias con el paso de las representaciones día tras día. Es el único de talle que en mi humilde opinión yo introduciria.

Recuperar los clásicos

Nada

Todo!

Nada!

Nada

Todo