Con más de un millón y medio de habitantes, Budapest se ha convertido en la
capital y la ciudad más poblada de Hungría. Considerada la "joya del Danubio",
la ciudad se fundó en 1873 cuando se unieron las ciudades de Buda y Pest,
situadas a orillas del Danubio. Budapest se ha erigido así como una de las ciudades
europeas de mayor interés histórico, cultural y social. Sus grandes e
históricas edificaciones, así como sus numerosos manantiales hacen de Budapest
una ciudad singular con mucha vida. Dividida por el río Danubio, en la parte
oriental de la ciudad encontramos la zona palaciega y real, mientras que en la
otra orilla del río encontramos la parte parlamentaria y contemporánea. El
Parlamento y las iglesias de San Matías y San Esteban son visitas obligadas.
Cerca de la iglesia de San Matías encontramos el Bastión de los Pescadores,
otra visita obligada. Situada encima de la colina, nos brindará con una
espléndida vista del Danubio. Una de las joyas de la ciudad la encontramos en
el Museo Aquincum, dónde podemos encontrar una de las mayores exposiciones de
ruinas romanas de Europa. Budapest también cuenta con un barrio judío, donde se
levantó la mayor Sinagoga de Europa, y muy cerca de allí podremos encontrar
tiendas de antigüedades e históricos cafés. Pero si por alguna cosa destaca
Budapest es por sus manantiales. El agua
es su mayor riqueza natural ya que cuenta con más de 118 manantiales y unos 50
balnearios públicos. Situados en históricos edificios, destaca el
balneario neobarroco de Szécheny del año
1913, así como las aguas cristalinas del balneario Gellert. El baño turco
Rudas, creado en el siglo XVI y de arquitectura otomana, es uno de los más
grandes y más prestigiosos de la ciudad. Su historia y sus manantiales hacen de
Budapest una ciudad llena de vida y única en el mundo.
Qué hacer
Quien visita hoy Budapest, puede admirar notables construcciones tales como el Barrio del Castillo, el Palacio Real, el Bastión de los pescadores o el Parlamento, y disfrutar, asimismo, de la intensa vida cultural que ofrece la ciudad.
Un paseo por las panorámicas orillas del río. Buda ofrece la parte palaciega y real, la iglesia de Matías, los museos, la Biblioteca Nacional, los pequeños y exclusivos restaurantes, los edificios medievales ordenados con elegancia a 60 metros sobre el Danubio, en el monte Gellért, que se escala sin esfuerzo gracias al Budavári Sikló Menetjegy, un antiguo tren-funicular.
Del otro lado, en Pest, el perfil de la ciudad está marcado por las ominosas y grises moles parlamentarias, la basílica de San Esteban, las tiendas de antigüedades y de libros de colección, el barrio judío con la más grande sinagoga de toda Europa, los tranvías amarillos, los perfectos cafés de la avenida Andrássy, la plaza Roosvelt, el distrito comercial en la calle Váci, los burgueses y ornados edificios de departamentos del centro en los que vivían los comerciantes y hombres de la industria del siglo XIX y, al fondo, los alrededores del Városiglet o 'parque de la ciudad'.
Sobre todo, en Budapest no te puedes perder su mayor riqueza natural -el agua-, en alguno de sus 50 balnearios públicos, ubicados en edificios históricos como los de Gellert, el turco Rudas o el barroco Széchenyi.